El viaje

Emmanuel llego a las 9:10, raro de el porque siempre es muy puntual
Llego un un ramo de tulipanes de todos los colores
(A Ilse le encantaban los tulipanes)
-¿Estas lista?-
Si, respondió Ilse dejando ver a Emmanuel que estaba emocionada solamente por el tono de voz, al momento que salió Ilse de su alcoba Emmanuel quedo pasmado.
Ilse giro para mostrarle el vestido que había elegido para la ocasión
-Cierra la boquita, amor-
-Me has dejado impresionado- dijo Emmanuel
Ilse llevaba un vestido de color negro, con los hombros descubiertos, llegaba al deltoides  y una pequeña franja le pasaba por encima de la clavicula izquierda, con un adorno brillante, la tela marcaba su figura esbelta, llegaba a 4cm por encima de sus rodilla, no muy corto tampoco muy largo, la espalda estaba descubierta hasta la cintura, y las zapatillas eran plateadas, no muy elevadas del suelo que combinaban con la rosa, los aretes eran como un candelabro pequeño como el que se suelen encontrar en los palacios.
-Estas despampanante-
-Gracias cielo-
-¿Nos vamos damita?-
-Claro que si caballero-
Bajaron por el elevador, y Emmanuel percibió la fragancia de Ilse, era dulce, agradable al olfato, y sintió la extrema necesidad de besarla en la mejilla, y lo hizo.
Pasaron del portero del edificio, y este les abrió la puerta, llegaron al auto, Ilse se llevo una sorpresa, pues no era el auto usual, esta vez Emmanuel había traido el de su padre, al cual le gustaba coleccionar clásicos, este era un Plymouth modelo 1960, color rojo con detalles en blanco.
Subieron al auto y sonaba la “Hurt“ de Johnny Cash, sin más se dirigieron a su destino.
Cuando llegaron, estaban ante una arquitectura barroca, se acercaron a la recepcionista quien los recibió con una sonrisa agradable, pasen, su mesa esta por aquí...

Preparando la cena

Sonaba el celular, con esa cancioncita que se le había quedado pegada desde que la escucho en la radio

-Hola amor, ¿Como estas?-

Siempre que le llamaba se ponía tan contenta, y sonreía,

-¿En verdad lo hiciste?-

Se cubrió la bocca con la mano, no lo podia creer

-Claro que si amor, a las 9, te espero-

No podia con la emoción y aunque no se diera cuenta estaba dando brinquitos

-Eres increíble, te amo, vale vale, bye-

Cuelga el telefono y levanta la vista, Mariana su amiga que había presenciado la escena entera solamente hizo un gesto con la cara y la mano, Ilse no hizo más que explicarlo

-Era Emmanuel, resulta que ha conseguido una reservación en este nuevo restaurante del que todos hablan-

(Era un restaurante nuevo relativamente habia abierto hacia 2 meses ya, como no era un lugar donde sirviesen platillos usuales era fácil de recordar y más cuando se relacionaban directamente con ellos, el lugar se llamaba...)

-Lo vere hoy a las 9 departamento, la reservación es a las 10, pero ya sabes como es Emmanuel (y levanto la mirada hacia arriba y ladeando la cabeza), le gusta ser “precavido“-

-Fabuloso amiga, me cuentas como te fue (estaba envidiandola tanto, porque no había hombre que la invitase a salir, ni si quiera por una taza de cafe), me alegra mucho por ti-

Era el turno de Ilse pagar la cuenta del té, Mariana se despidió con un beso en cada mejilla (habia leido un libro de un autor francés y trataba de imitar las costumbres que había leido en el para así parecer más interesante).

-Chao-

-Adios- dijo Ilse

Ilse tomo el tren a su casa, estaba a 20 minutos de camino, usualmente se le hacían eternos los viajes porque estaba lleno de gente, y siempre había alguien que se quisiera propasar, o el que se quedase dormido para no cederle el asiento cuando venia con las bolsas del supermercado, esta vez solo podia pensar en su cita con Emmanuel en ese lugar, llego a la estación Bruselas, y como ya era costumbre vacio, llega a su hogar después de 10 minutos de caminata bajo los árboles, cubiertos de nieve. Ilse entra a su departamento y acaricia a “Nite“ su gato de porcelana a la entrada, arroja el abrigo al sofa de la sala y va directamente a su alcoba, esta noceh cenara en el restaurante del que todas las personas estan hablando...